
Ahora vamos a suponer la siguiente situación: Una persona compra un Renault Twingo 1.5 dCi con una tasa de contaminación de 113 g/Km, el cual no paga ningún impuesto. Otra persona compra un Hummer H3 3.7 con un nivel de emisiones de 330 g/Km, pagando el 14.75% de impuesto de circulación (unos 7.000 €).
El Twingo se utiliza para ir a trabajar todos los días, recorriendo 100 Km diarios, en cambio el Hummer solo se utilizar para dar una vuelta los fines de semana, recorriendo unos 20 Km por día. La contaminación que generan estos dos casos semanalmente es:
Renault Twingo 1.5 dCi:
113 g/Km x 100 Km diarios x 5 días de uso = 56.500 g de CO2 semanales
Hummer H3 3.7:
330 g/Km x 20 Km diarios x 2 días de uso = 13.200 g de CO2 semanales
En este caso, el Twingo está contaminado unas 4 veces más que el Hummer. De aquí deducimos que comprar un coche que contamina NO contamina. ¡Lo que contamina es utilizarlo! Lo más justo sería aplicar el impuesto a los carburantes, pero la gasolina ya está bastante cara como para aplicarle más impuestos, ya que actualmente representan el 60% del precio total.
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